lunes, 2 de julio de 2012

domingo, 24 de junio de 2012

Intoxicado, con la conciencia del veneno que corre por mis venas, mirando al espejo el reflejo decaído, las ojeras en el rostro, el corazón jugando un juego de compromiso y honestidad, con la esperanza de encontrar el alma en unos labios nuevos.

La humanidad con lleva ratos así, de dolorido y entumecido corazón, de mirar estrellas y soñar con devolverle vida al sabor, con la esperanza de desear mañana, con las letras encima del fiel amor.

sábado, 23 de junio de 2012

Leyendo en las redes sociales como la gente se saluda efusivamente con tanta simpleza, con una inocencia infantil en veinteañeros, con un estilo de hablar que me parece cursi, lento e intrascendente.

Me desespera tanta sosedad que ya no comprendo, me inspira flojera decir te quiero, con esos te quiero que suenan a hoja en blanco, a palabra ocasional. Luego me tranquilizo pensando en que cada quien tiene derecho a eligir y vivir sus propias banalidades.

Pero no lo resisto, pasar la vida en platicas de cafés presumidos inhibiendo el intelecto. Pasando lista en compromisos aburridos como si les diera miedo a la soledad, como si solo palabras estereotipadas de tarjeta de cumpleaños mantuvieran la amistad o el amor. Tan devaluada la estrategia de Benedetti "Mi táctica es construir con palabras un puente indestructible"

A veces al ver esa danza de hipocresía siento un ligero aburrimiento de la humanidad, o al menos de sus métodos de relacionarse.

Soy un amargado. FIN.






Datos

Nací en Durango, Dgo. un 19 de diciembre de 1985.

Ingeniero en Sistemas Computacionales de profesión, escritor de vocación.

Egolatra, ansioso, curioso y un poco obsesivo.
Intelectual pervertido y algo antisocial.

Fanático de la música de cantautor.

Dejé el corazón en tantos lugares y en tantos amores que hoy difícilmente lo encuentro.

Circunstancias

Hace un mes un compañero de trabajo de regreso de comer, viajaba en su bicicleta y a unos metros de la entrada una camioneta lo embistió, se rompió el brazo derecho y tuvo una fractura de cráneo, pasó cinco días en terapia intensiva; al despertar todos temían por sus capacidad motriz y la intelectual y sobretodo, su memoria.

Muchos nos hemos planteado que pasaría si un día perdemos la memoria, si nos olvidáramos de quienes somos, de lo que hacemos y sobretodo de a quienes amamos.

En la búsqueda de la trascendencia, donde el ego derrota a la moral, donde las dudas existenciales y las pasiones son el pan de cada día, en ese espacio existirán éstas letras.

En la discreción de ser una gota en el océano digital, escribo en secreto, con la impropia esperanza de alguna vez ser descubierto.